Cerrar los ojos
tapar los oídos
... para no escuchar la locura,
detener la sangre
para que no se vuelque por la herida.
Dormir, dormir para siempre
en un hueco cavado con mis propias manos,
bien lejos de los oráculos
y no querer flores en la tumba
para que nadie fastidie el descanso
con lágrimas forzadas.
¡Tal es mi condición!
Que no sé si en realidad existo
o sólo soy el resultado de un psicópata
al que dios no derrumbó a los infiernos.
Camino sin ocultar mi desdén
para buscar respuestas entre los perros,
y educar mi olfato
de predador solitario.
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