Hoy desperté sin ojos
las cuencas vacías yacían como fuentes
Palpé mi rostro
estaba anegado de sangre
quizá era llanto
no lo sé
Mis parpados yacían lánguidos
como pétalos de rosa recién cercenados de la corola
y
a pesar de todo
me gustaba esa ceguedad
Me gustaba no poder ver
que mi miserable cuerpo
seguía siendo tan despreciable como ayer
Me gustaba imaginar
aunque fuera sólo por esa mañana
que mi cuerpo era una fuente
que derramaba
la miseria
para que florecieran rosas en mis ojos
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