poemas de amor para niños agonizantes
bajo el sol del mediodía,
como si fuera un ángel sucio,
tan majestuoso como un dios
escarchado de polvo terrenal
en medio de la multitud.
“Castidad de terribles niños
con dagas y serpientes en sus manos”
Amados niños del crepúsculo,
¿dónde han quedado vuestros rostros de inocencia?,
¿vuestros tesoros resguardados
en el refugio del egoísmo agrio?
Inmaculados,
hermosos niños,
paridos por madres monstruosas…
Niños devorados de carnívoras flores
que extasiados se masturban
bajo una cascada de pájaros de fuego.
Un vómito de atroces palabras
fluye de sus bocas
con la ansiedad a cuestas,
crepitando como lenguas en llamas
y con su imaginación tan fértil.
Como florecida esperma,
niños de la medianoche,
la muerte es el precio de la vida
y el Señor de la Llama
acecha con impaciencia
porque está escrito:
“Los niños serán torturados
hasta que proclamen la primera mentira.”
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